Hay
deportes forzosamente minoritarios por sus presupuestos, por el
número de practicantes y por sus seguidores. Sin embargo, ya sabemos
que el fútbol levanta pasiones y que sirve como circo romano y
terapeuta (no) gratuito; y sabemos también que identifica países y
grupos y que mueve y remueve la macroeconomía. Pero esto no es razón
suficiente para que los medios de comunicación, que se hacen eco de
los movimientos más insignificantes, cuando no lamentables, no
dediquen espacio, columnas, reportajes y páginas a nuestras Marta
Garrido, Mª Jesús Dávila, Carolina Marín y Mireia Belmonte,
aunque esta última milite ya en otra categoría de informativos, ni
para que estos éxitos sigan sin repercutir en las partidas
económicas.
Si
se ponen los nombres de las recientes campeonas del mundo de la clase
420 en vela, en cualquier buscador salen sus referencias en los
medios andaluces y, sobre todo, en los de Huelva, pero escasos en los
medios nacionales, aunque supongo que sí en los de Japón, Francia y
Argentina, por ejemplo: Incomprensible.
A
mí, en mi limitada maldad, se me ocurre que solo escribiendo de los
deportes mayoritarios puede uno mantenerse en el puesto, obtener
beneficios, gustar y viajar gratis, pero deben de existir otros
motivos.
A
comienzos de los setenta, en el "Odiel" desaparecido,
comenzaron a publicarse noticias de judo, deporte vagamente conocido
en ese momento. Cada semana salía un artículo informativo e incluso
se llegó a dar cobertura a una liga provincial de categoría
infantil y juvenil, donde podía leerse titulares como "Tai
Otoshi, virtual campeón de liga". Más tarde, se divulgaron
los triunfos de González Japón y sus alumnos. Esto parece
impensable ahora, aunque el autor siguiese siendo el mismo y sin
cobrar, por supuesto. En ese algo más que mi impericia me impide
descubrir debe de haber una política de empresa, un temor a los
colaboradores "freelance"
o, incluso, una manera de evitar que algún día sea el lector quien
elija y deje de tragarse lo que le echen.
Carolina
es digna de imitación, como deportista y Marta y Mª Jesús,
también; y, quieran o no los escribidores de deportes, a la gente
sensata le importa un comino el último tatuaje y la última relación
secreta de un delantero. Ahora, esto sí, para cubrir ese campeonato
del mundo hacía falta corresponsales conocedores de la vela,
promoción, esperanzas y apoyos, no únicamente de las familias.
Las
Olimpiadas están muy próximas y sabemos que nadie representaría a
nuestro país mejor que nuestras campeonas, pero los poderes públicos
están en otra cosa y ese
Alto Comisionado del gobierno para la Marca España también.
No sabemos exactamente en qué.
HuelvaYa.es,
1/08/2015
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