No quiero que te vayas
dolor, última forma
de amar.

Salinas, P: La voz a ti debida, 1933


sábado, 25 de julio de 2015

La mala educación

A las niñas y niños de mi generación nos inculcaron unos valores básicos, algunas reglas de educación cortés y aquello de que, si no nos esforzábamos, no llegaríamos a nada. Nunca supimos qué sería esa nada, un sitio al que, paradójicamente, teníamos que llegar. Más tarde comprendimos bien la frase y, arrimando el hombro, sacamos una carrera, un oficio o un empleo. Cuando fue preciso, afirmamos además nuestra identidad y, cada uno como pudo o quiso, fue joven, rebelde y diferente.
Estas sencillas normas no pertenecían a un grupo determinado, sino a todas las familias que, con estos comportamientos, daban fe de algo más importante que el nivel social, daban testimonio de la educación. Pues bien, todo esto se ha ido perdiendo: Durante generaciones los hijos han crecido hartos de yogures y televisión, tuteando a los ancianos, luciendo chanclas y trajes de baño en la ciudad sin playa y sin ningún respeto. Después llegaron los fracasos académicos, el botellón, las meadas en la calle y el desafío insensato a la autoridad. A estos niñatos les ha faltado únicamente la educación; exactamente al contrario que a sus padres.
Y ahora nos agotamos especulando sobre las soluciones de un problema que nos afecta a todos, nos manifestamos en un país en que cuenta muy poco la opinión pública y nos cuesta reconocer que, probablemente, esta estupidez ha nacido del abandono de muchos “educadores” (recordemos la frase de Marina: 'Para educar a un niño hace falta la tribu entera') y de su confusión, o conveniencia, sobre lo que significaba la democracia.
Entre los inagotables derechos que se han transmitido están la ignorancia como un valor y que no hay que ser nada para triunfar en la vida, a lo que sigue contribuyendo nuestra inefable cincovisión y las imágenes de unos políticos sordos, tozudos e irresponsables. De aquellas lluvias vienen estos lodos.
Pues, ¡que no siga el aguacero, por favor!


                                                                                                           HuelvaYa.es, 25/07/2015

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