Dos
frases de acierto dudoso me molestan especialmente en estas fechas.
Una es sencilla: “La literatura debe ser divertida”; y la otra,
solemne: “Un buen libro es el que consigue cambiar al lector
después de leerlo”. Y ambas me parecen erróneas.
La
primera lo es porque el concepto de diversión va asociado a una
estimación personal, ya que si no nos entretenemos de la misma
manera, si no tenemos la misma idea de placer ni de ocio, cómo
entonces se puede pontificar sobre una forma, al parecer única, de
encontrarlos. Se me podrá decir que, en realidad, se trata de que
las lecturas sean atractivas; pero podré responder que me he
emocionado leyendo historias no agradables, que he vivido los
instantes infelices que otros experimentaron y que me niego a
enterrar a Proust. La seducción no radica únicamente en la belleza.
Lo
atractivo resulta aquí un término demasiado ambiguo que, en
cualquier caso, hay que descubrir o ayudar a descubrir; y lo que no
parece oportuno es aplicar la idea particular de diversión a los
consejos lectores. Además, qué problema hay en cerrar un libro
cuando nos aburre, o si la historia es ramplona o sosa o violenta;
ningún ejemplar se ha quejado, sino de su abandono.
La
otra frase parece pretenciosa y solamente puede salir de quienes se
creen conspicuos y trascendentales (y es probable que no se hayan
dado cuenta). La literatura persigue, a veces, hacer pensar, o lo
consigue sin pretenderlo, pero no es esta su única finalidad; somos
distintos, vivimos y sentimos de manera diferente y, por tanto, la
creación, que es un acto individual, adquiere resonancia porque
siempre encuentra un igual; pero esto no tiene nada que ver con la
bondad. Además, el adjetivo bueno se refiere aquí a la calidad, no
a los beneficios terapéuticos y a nadie se le escapa que no hablamos
de salud, sino de formación, de esa cultura que ahora echamos de
menos en nuestros estudiantes.
A
ver si va a resultar que, entre divertidos y grandilocuentes,
nuestros jóvenes van a seguir sin leer, que
es la única frase que debería preocuparnos.
HuelvaYa.es, 12/07/2015
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