Hay cosas que se deben
hacer fríamente, sin alma, pero gobernar no es una de ellas.
Admitidos el no rescate, la prima de riesgo y la recuperación como
partes de un paisaje que no conocíamos; y valorado lo que se pueda
valorar de una gestión funambulesca, la realidad es que Carmen, la
anciana de ochenta y cinco años de Vallecas, no debería aparecer en
las noticias, sino porque le haya tocado un premio de la lotería.
Permanecer inertes ante
un caso como el de esta mujer que avaló a su hijo, sin saber bien lo
que hacía, o sabiéndolo, y a la que se le reclama una minucia,
comparada con lo que la mayoría de los representantes de la
soberanía nacional gasta en viajes opacos, almuerzos opacos o
gestiones opacas es la muestra evidente de que la carrera de San
Jerónimo se eleva por encima de Madrid y sube a un cielo, desde
donde no se distinguen a las humanas hormigas.
Los futbolistas del Rayo
que, en su mayoría, ni siquiera son del barrio, ni han nacido allí,
ni llevan medio siglo en esos pisos pequeños, ni se han dejado las
uñas trabajando en la espiga, han respondido con un contraataque
veloz y le han marcado un golazo por la escuadra al equipo de
galácticos que entrena ahora Rajoy.
Hace unos meses, en otra
liga, cuarenta y seis millones de españoles salvamos el llamado
sistema financiero y he aquí que uno de estos grupos de la banca
redimida ha ido a mangonearle a Carmen, a Vallecas, a Madrid y a
todos nosotros.
He de reconocer que no
estoy indignado sino que, fríamente, digo que hay que cambiar al
entrenador y a toda la plantilla que entrena en la Moncloa y hacer
nuevos fichajes, para que podamos confiar en un equipo nuevo que,
como el Rayo, sepa estar a la altura de las circunstancias y se
entere de que dirigir una nación es también mirar a la gente a sus
caras, de que llevar la batuta es comunicarse con los músicos, de
que manejar el timón es hacerlo con la cabeza alta y sin hacinar a
los desamparados en las bodegas.
Gobernar sin alma no es
gobernar.
(HuelvaYa.es, 23/11/2014)
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