México no para. Sigue
con su enormes tasas de violencia, problemas derivados del
narcotráfico y la extorsión en sus múltiples variantes. Hoy mismo,
leo en El Universal, uno de los grandes diarios nacionales,
que han sido hallados, por ahora, treinta y ocho cuerpos en once
fosas en el estado de Guerrrero, que un joven de veintitrés años
murió en Guanajuato; Gilberto Sánchez Osorio, suplente del diputado
federal del PRI, fue ejecutado en presencia de dos de sus
colaboradores y los vecinos de Otzolopetec incendian la alcaldía,
mientras que los de Ecatepec queman varios coches patrulla. Este es
el panorama de un día cualquiera.
Si nos ceñimos al
distrito federal, con más de veinticinco millones de habitantes,
ciento ocho mil taxis autorizados,
una densidad de más de trece mil habitantes por kilómetro cuadrado,
cuarenta mil robos a transeúntes; cada vez más grande, al que
siguen llegando nuevas familias, que se "enganchan" a la
energía eléctrica de las fábricas (les llaman paracaidistas), el
panorama no es distinto: Cualquier día se levanta uno con la noticia
de un balaceo en Benito Juárez, por ejemplo; y cito una de las
delegaciones (ayuntamientos, colonias o distritos) más tranquilas.
Mis
dos meses en Ciudad de México, hace trece años, me dejó la
esperanza de no tener que escribir esto ahora. De hecho, me traje
material para poder explicar algún día que esto sucedía entonces y
que las cosas han cambiado, pero me he desprendido del material y la
situación continúa ingobernable.
Por
entonces, las televisiones emitían un anuncio contra “las
mordidas”, que consistía en el anagrama de una manzana con un
mordisco, dentro de una señal de tráfico de prohibición. Y, por
aquellas fechas, publiqué en algún medio esta frase, que me
gustaría mantener hoy: “Sí, el país
está cambiando, la gente de bien -que hay mucha y no solo por el
número de habitantes- intenta ser amable y convertir la educación
cortés, que a veces resulta tediosa, en una actitud verdadera”.
Sigue habiendo buenas personas y la voluntad de cambiar es
mayoritaria; de hecho, en la actualidad hay incluso un sitio
http://www.anticorrupcion.df.gob.mx/
que intenta prevenir el fraude y el delito, pero parece que los datos
no demuestran que el gigante de Hispanoamérica, con la mayor riqueza
cultural y artística, sea también el más pacífico. Y me temo que
no es, proporcionalmente, de los peores.
En la
actualidad, hay dos áreas geográficas para calcular el salario
mínimo, en una es de 67,29 pesos diarios (poco menos de cuatro
euros) y, para la otra, 63,77 pesos, que equivalen a unos tres euros
con setenta y dos céntimos. Sin embargo, las fortunas desmesuradas
siguen existiendo y la llamada clase media es cada vez menos media.
Y este es el problema verdadero, o el origen de todos los problemas;
pues, con estos desequilibrios, el ser humano tiene que hacer de todo
para sobrevivir, desde comer fuego en los semáforos hasta tironear a
los turistas. Obviamente, no se trata de justificar la pequeña
delincuencia, sino de enfocar las causas de tanta inseguridad.
Cada vez
que escribo sobre este gigante, necesito aliviar mi conciencia con
otros datos; así que aquí están: Solo D.F. cuenta con más de
ciento cincuenta museos, un
centenar de bibliotecas, cuarenta y seis auditorios, setenta y dos
centros culturales; y, además, gente honrada por doquier, como el
taxista que no cobra una carrera porque, después de callejear
durante veinte minutos, no encuentra el camino (por otra parte,
lógico, porque hay más de cincuenta mil calles), o como la el
policía que te localiza para devolver los documentos que ha
encontrado en el metro, o la visión magnífica de una plaza de
Coyoacán, incendiada de color y tipismo los fines de semana; y esa
voluntad perenne de los gobernantes y de muchos ciudadanos de que
esas cifras que atemorizan no existan en el futuro.
Sin
ninguna duda, me iría a pasar una temporada ahora mismo; y no hablo
de Riviera Maya ni de Puerto Vallarta, sino de Zacatecas, Querétaro,
Palenque, en Chiapas y, por supuesto, de Guadalajara (Jalisco).
México es fascinante, mucho antes que peligroso.
(HuelvaYa, 26/10/2014)
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