La
idea surgió como un libro con música que la fundación Goñi y Rey,
de Sevilla, patrocinó, pero la gestación se produjo mucho antes.
Cuando Ángel decide vivir en su casa de Cuenca, esos poemas empiezan
a metérseles dentro y, nunca mejor usada la metáfora del embarazo,
a formarse y defenderse uno a uno, en competencia fiera con ellos
mismos.
Pablo
Neruda escribió sus Veinte
poemas de amor y una canción desesperada bajo
un cielo impenetrable y “el amor ardiendo sin consumirse como una
zarza inmortal”: Es lo que cuento en la introducción que, con
gusto, he pergeñado para este CD repleto de belleza; pero al
cantante, desde hace tiempo independiente y siempre recordado como
fundador del grupo Jarcha, la tarea se le volvió desafiante y
embriagadora. Antes, ya había sacado otros títulos como Se
quedó en el Alba,
Verte
y no verte
y Amor
tiene por Nombre.
La
poesía, que es compañera de la música, siempre ha trastornado
-para el bien de sus demás- al compositor, que ha hecho versiones
musicales de los versos de Cervantes, Góngora, Quevedo, Lope,
Alberti, M. Hernández, A.Machado, Goytisolo, Benedetti y otros, como
el entrañable Eduardo Álvarez Héyer. Sin embargo, ahora es
distinto, porque no se ha tratado de musicalizar, ni de versionar,
sino de ver (visionar, si se debiera escribir con este sentido).
Ángel
se ha sumergido en los Veinte
poemas
y, con la mirada puesta en un Neruda joven y, esta vez sí,
visionario e irresponsablemente mágico en la palabra, ha recreado
los ambientes, las sensaciones, los sentimientos y las vivencias. Los
ha hecho suyos y se habrá encontrado también desenamorado,
solitario, soñador y perdido. Y, así, ha conseguido el tono de cada
ocasión, de cada poema, de cada nostalgia, de cada desengaño.
El
producto final es un conjunto de ritmos: bossa nova, tango,
pasodoble, blues, que dan forma corpórea a los diversos instantes,
que fueron revividos por el poeta grande y, ahora, por este otro
poeta-cantante.
Estos
días Ángel Corpa va a estar en Punta Umbría, cantando a partir de
las doce de la noche y concentrando amigos, admiradores y amantes de
esa sensibilidad que derrocha su bien cuidada garganta y su trato
amigable. En sus recitales habrá de todo (Me he preparado más de
cien canciones, me decía), pero con los poemas de Pablo Neruda la
emoción alcanzará cotas muy notables y como
Melisanda en el “Coloquio maravillado” que el propio autor
chileno incluye en Crepusculario:
Cuando
yo muerda un fruto tú sabrás su delicia.
Pues
eso, la delicia está servida a través de “Aquí te amo”. No se
lo pierdan.
(HuelvaYa.es, 26/07/2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario