Celebramos
el día de nuestra comunidad con cierto complejo. Primero porque no
llegamos a estar orgullosos de nuestra identidad y porque nos han
metido en las cabezas que hacer un puente o tener a las criaturitas
cuatro días sin clases es un pecado contra esa inigualable carrera
de astrónomos de la NASA que van a concluir todos y, sobre todo,
porque a gran parte de la sociedad sigue pareciéndole mal que los
“maestros” descansen: Es ya una obsesión. Después, hablan de
mejorar la educación, cuando no son capaces de fiarse ni respetar a
sus ejecutores (en la mejor de sus acepciones, claro).
Solo con
saber que tenemos la naturaleza que tenemos, el carácter que
tenemos, la estabilidad (sí, la estabilidad) en el gobierno que
tenemos; y nuestra historia y nuestra literatura y nuestro arte y
nuestras tradiciones y nuestro paisaje y nuestro clima sería
suficiente para sentirse orgullosamente andaluces.
Picasso,
Góngora, Lorca, Arias Montano, Ben Bassó, Averroes, Maimónides,
Séneca, Bécquer, Isidoro de Sevilla, Turina, Martínez Montañés,
Aníbal González, Juan Ramón Jiménez, los Machado, Falla, Herrera,
Velázquez, Muñoz Molina y esta cantidad de arquitectos, pintores,
ceramistas, cantantes, filósofos, escritores y científicos que hoy
tienen en sus pasaportes uno de los nombres de nuestras provincias.
Ya lo dijo
J. Bartrina en el siglo XIX: “Oyendo hablar
un hombre, fácil es / saber donde
vio la luz del sol / Si alaba Inglaterra, será inglés /
Si os habla mal de Prusia, es un francés / y
si habla mal de España... es español”.
Hombre, hoy
las cosas no están como para desdecir totalmente esos versos, pero
nuestra Andalucía que ha recibido a fenicios, griegos, tartessos,
romanos, vándalos y visigodos, árabes y bereberes y que ha tenido
el califato de Córdoba, la capital del reino en Sevilla, la cuna del
Descubrimiento, el paraíso del turismo europeo y tantos otros
valores de este a oeste, tantos otros lugares, bien merece un pueblo,
una gente que presuma y celebre, brinde y agradezca haber nacido en
esta tierra.
Otra cosa
serían los nacionalismos, de los que ni hablo ni pienso hablar,
porque solo creo en la humanidad.
HuelvaYa.es,
26/02/2016
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