No quiero que te vayas
dolor, última forma
de amar.

Salinas, P: La voz a ti debida, 1933


sábado, 13 de septiembre de 2014

Repetir año


Hay años que no está uno para nada, decía Julio Camba. Y es verdad. Seguimos con el calor de las armas en distintos frentes de Asia y Ucrania, América del Sur continúa gobernada por iluminados y pajaritos, África está como siempre, recordándonos que existe la desesperanza, el integrismo islamista amenaza todo lo amenazable y hay demasiados burkas; y no solo en las mujeres afganas. No, no es un repaso geográfico de atrocidades, sino un recuerdo fugaz de realidad y conflictos.
En casa, están los empecinados, no aquel Juan Martín Díez, que luchaba contra los napoleones en la guerra de la Independencia y que nos hubiera venido de perlas en las últimas lides deportivas, sino el grupo de nacionalistas obcecados, irredentos y obtusos que consiguen, con sus habituales parejas de baile: ministros, intertelevisiones trece y presidentes un clima de inquietud completo, intrigante, perfectamente conseguido. “Cuando los hombres se hacen masa, los demagogos los hornean”, rezaba la viñeta de El roto, el viernes, en El País.
Y todos somos protagonistas, es decir, igualmente culpables, aunque no nos encontremos entre los adoquines mencionados.
El año empieza en septiembre. Las uvas son el treinta y uno, pero los objetivos se hacen cuando los niños empiezan el colegio o la universidad, cuando se vuelve de vacaciones. Y estando el patio como está y con una ley de educación, que se denomina para la mejora de la calidad de la enseñanza y propone para ello, entre otras lindezas, una serie de filtros para seleccionar a los menos capaces y cubrir así la futura mano de obra barata, dejando la universidad para las elites, no parece que el curso, o el año, empiece bien. Yo creo que no hemos alcanzado ni las competencias básicas, ni los objetivos, para que me entiendan.
Así que mejor sería, someternos a una sincera autoevaluación y, tras autosuspendernos, decidir por aclamación (muy fácil en este caso) que es mejor repetir el curso, el año y, si fuera posible acotar, espigar los momentos y quedarnos con las notas mejores, también esta vida nuestra que, seguramente, podríamos mejorar; aunque me temo que, como dice el Eclesiatés, todo es vana ilusión, mentira o esperanza, según se mire.

                            (HuelvaYa.es, 13/09/2014)


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