No quiero que te vayas
dolor, última forma
de amar.

Salinas, P: La voz a ti debida, 1933


domingo, 29 de junio de 2014

La ideología, a los presupuestos (II)

Como continuación a mi artículo del mismo título, parece oportuna la siguiente reflexión:
La ideología no se traduce en los presupuestos cuando los gobiernos dicen ser de izquierdas, quizá porque por encima de las ideologías sigue estando la economía y el mantenimiento de una estructura capitalista imposible de desmantelar sin una revolución.
En las comunidades de este color, se distribuye habitualmente de manera errática una inversión que no apoya a al profesorado, haciéndole perder poder adquisitivo de manera alarmante: exactamente entre un 44% y un 63%, según su antigüedad y el cuerpo docente al que pertenezca (datos sindicales, que pueden corroborarse con los protagonistas), devaluación no comenzó en 2010, cuando el gobierno central era del PSOE, sino antes, aunque una de sus fechas importantes fuera la de mayo de ese año, cuando se le añadieron los despidos, el aumento de la ratio de alumnos por clase y la ampliación de la jornada lectiva, entre otras dificultades.
Ni entonces ni ahora tienen los políticos de la llamada izquierda el valor suficiente para decir en voz alta que ser maestro o profesor no es equiparable a otros empleos, que creer que su trabajo es cómodo es demostrar una ignorancia e insensibilidad que debería apartarles de cualquier responsabilidad pública, que la nota de corte de la prueba de acceso a la universidad para estas carreras sea de poco más de seis, mientras que la de un podólogo está por encima del nueve es una barbaridad (con todo mis respetos a los podólogos), que regalar un ordenador a niños de diez años es una estupidez demostrada y no digamos regalarles una tableta, como se pretende. Y no se puede dividir el mantenimiento de los edificios entre ayuntamientos y comunidad, ni considerar que un funcionario docente tiene casi impunidad porque aprobó unas oposiciones, ni permitir que las horas de matemáticas y lengua se inviertan en algo llamado alternativa a la religión.
Sin embargo, si quienes gobiernan no tienen inconveniente en llamarse de derechas -con la amplia gama de eufemismos al añadirles la palabra centro-, las ideas de segregación por sexos, con la consecuente injerencia de la religión en la escuela; la privatización de la enseñanza, que significa exactamente exclusión de quienes tienen menos recursos; la anulación de la laicidad, o de la aconfesionalidad; el cierre de itinerarios para los no inteligentes; la repetición de cursos que aboga, según los estudios, al abandono; la elección inmadura del futuro profesional; el desprestigio del profesorado, que se considera un mero instrumento del verdadero líder, que es el emprendedor; todo esto sí que se lleva a los presupuestos, porque en ellos se reduce la inversión en educación y se abre el camino a las iniciativas privadas, generadoras de ideologías, no igualitarias, precisamente.
Ante el panorama bipolar que se presenta, parece muy necesaria una formación en valores democráticos, desde los primeros años del aprendizaje y un conocimiento del terreno de juego en que nos movemos, para que la juventud no se olvide de que la política es su política y su voto el granito de arena que pueden empezar a poner en su edificio futuro.
La renovación es urgente: papas, reyes, secretarios generales y las bases pero, sobre todo, la comprometida participación de la ciudadanía.

(HuelvaYa.es, 28/06/2014)

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