El
onubense de la calle Puerto, esquina con la antigua calle Botica,
Manuel Enrique Figueroa Clemente recibió el pasado jueves, día
cinco de junio, el premio Cinta Castillo por su dilatada carrera
profesional: Catedrático de Ecología de la universidad hispalense,
treinta y ocho años dedicados al estudio del medio ambiente en
Andalucía, once premios de investigación, siete libros de
divulgación medioambiental y la dirección de más de cien proyectos
de investigación sobre esta materia.
La
noticia ya se ha publicado ampliamente, pero el hecho de ser su amigo
de la infancia y de siempre me hizo asistir al acto de entrega, donde
la presidenta del gobierno andaluz tenía anunciada su presencia y
que, finalmente, presidió Mª Jesús Serrano, consejera de Medio
Ambiente y Ordenación del Territorio. Y tuve la suerte de escuchar
las palabras que Enrique Figueroa dirigió a quienes asistíamos.
En
ellas, recordó la figura de Cinta Castillo, que fue consejera,
senadora y parlamentaria andaluza, presidenta de la Fundación Doñana
21, natural de Huelva y figura comprometida en todos sus cargos y
ámbitos; y confió en que su ciudad natal le organice pronto el
homenaje que merece.
Y
hablando del Medio Ambiente, como correspondía y tras agradecer en
nombre de los premiados los diversos galardones y el propio, recordó
que Andalucía posee un treinta por ciento de espacio natural
protegido y que no hay en Europa ninguna región con mayor cantidad
de Espacio Protegido, ni con información ambiental pública más
provechosa.
Pero
el motivo de traer sus palabras a estas páginas es, además del
personal y de justicia ya expuestos, las importantes alusiones que
hizo a Huelva: habló de la necesidad de compatibilizar desarrollo
industrial y minero con medio ambiente y salud pública, recordó que
habrá que hacer responsable de algunos desastres a quién sea, pero
no a los ciudadanos, recordó la conveniencia de elaborar un Plan
estratégico de adaptación de pueblos y ciudades ante el cambio
climático y dijo, como corolario, que no se puede renunciar a la
utopía, que va de la mano de la esperanza, como había apuntado
Claudio Magris.
Seguramente,
cuando hablaba de que tenemos mucho por hacer y de que los andaluces,
que no somos indiferentes, tenemos que liderar ante España y Europa
el cambio de las condiciones materiales de la sociedad para facilitar
un mundo justo, donde disfrutar de nuestro medio ambiente en
condiciones iguales para todos, a mí me sonaba a palabras de un
onubense que recordaba sus orígenes y que se comprometía siempre
con los problemas que tiene su tierra. Me sonaba que la sinergia
entre administración y administrados, entre poder político y
ciudadanía que mencionaba, se refería especialmente a Huelva. Y
cuando he recapacitado sobre sus palabras, he comprendido que era así
porque, como también dijo, habrá que pensar globalmente y actuar
localmente.
Entonces,
me di cuenta de que referirse al conjunto y a cada una de sus partes,
sobre todo, cuando una de ellas se lleva en el corazón, era lo mismo
y de que era él quien me acababa de escribir este artículo.
(HuevaYa.es, 07/06/2014)
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