No quiero que te vayas
dolor, última forma
de amar.

Salinas, P: La voz a ti debida, 1933


jueves, 26 de enero de 2023

POLARIZACIONES


Mi amigo el profesor Figueroa Clemente me ha entregado un artículo titulado "Polarización afectiva", publicado en la revista Crítica, junto a sus hijos Enrique y Teresa Figueroa Luque. El subtítulo reza así: 'Un camino del que nos tenemos que salir". 

Mediante un lenguaje científico, en el que abundan las comparaciones con los países vecinos y la constatación de la desastrosa realidad a la que nos ha llevado el conflicto catalán y otras políticas, los autores alertan de esta polarización, que incide negativamente en el mundo de los afectos, tan necesario en las distintas escalas de la estructura social.


Sin embargo, entiendo que no son las ideologías el único abismo que motiva este aislamiento, sino el más visible, como se demostró el martes 24, cuando la alumna de mejor expediente de la Complutense despotricó contra Isabel Díaz Ayuso, nombrada alumna ilustre.

El púlpito empleado demuestra que la universidad vuelve a estar impregnada de la mala política, la chillona, anacrónica y de dos colores únicos, olvidando el debate, la pluralidad y la confrontación de ideas que cabe siempre esperar o añorar. 


Seguramente no es un presidente de comunidad, por muy de Madrid que sea, el mejor ejemplo de estudiante ejemplar, ya que un cargo que se consigue por el nombramiento de un líder y por las habilidades únicamente comunicativas del designado/a no concuerdan con los principios de estudio, respeto, transmisión de cultura, transferencia de conocimientos, contribución al progreso de la sociedad y al desarrollo sostenible del entorno, que me parecen fundamentales en una institución universitaria. 

Entiendo que deberían ser alumnos ilustres quienes lleven el nombre de la institución que les formó a los lugares más altos, porque su trabajo y su notoriedad hacen que el mundo se fije en ellos y en sus comienzos. Pero la cuestión no es esta, sino la oportunidad para el enfrentamiento, que se aprovecha como algo deseable.


La polarización afectiva no la origina solo la política, sino el nivel cultural, las etnias, los colores deportivos, las nacionalidades, los gustos y las aficiones. Vamos, que somos propensos al atrincheramiento, en vez de aspirar a la convivencia pacífica. 


Y volviendo a las enseñanzas del amigo citado, quizá la vertebración de ciudades que no propician el encuentro y el avance incontrolado de las tecnologías nos hace cada vez más solitarios, más egoístas y menos flexibles en los juicios y en las opiniones. 

Creo que todo esto, individual y colectivamente, habría que hacérselo mirar.


                            sevillainfo.es, 26/1/2023

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